¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!
Y tú estabas dentro de mí y yo fuera, y así por fuera te buscaba;
y me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Reteníanme lejos de tí aquellas cosas que,
si no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume,
y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti;
me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.
Gracias por compartir tu fe, vivencias y conocimientos con los que tenemos la suerte de leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a vosotros por leerme y acompañarme en este hermoso camino de la vida.
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